Por qué la mayoría de las resoluciones de año nuevo fallan

Cada año, todo tiene que cambiar repentinamente. Millones de personas resumen sus sueños de superación personal en propósitos sinceros de Año Nuevo, ya sean objetivos de acondicionamiento físico, abstenerse de consumir azúcar y alcohol o lograr la independencia financiera. Deseamos muchas cosas, pero fallamos muchas más. Ahora te mostramos por qué es así y cómo puedes hacer las cosas de manera diferente.

4 de cada 5 resoluciones quedan obsoletas en febrero: intenta hacerlo mejor

Las estadísticas decepcionantes indican que la mayoría de las personas se equivocan por completo en sus propósitos de Año Nuevo. Así que, con la ayuda de la psicología, echemos un vistazo detrás de los errores más comunes para que podamos encontrar mejores objetivos, pero también desarrollar buenos hábitos que puedan durar toda la vida. .

La transición de un año a otro se presenta naturalmente como un nuevo comienzo para un nuevo ser “mejorado”. Se respira un cambio esperanzador en el aire y la idea de quiénes queremos y podríamos ser es emocionante y motivadora. Sin embargo, la probabilidad de fracaso es muy alta y, si eres honesto contigo mismo, la lista de resoluciones fallidas en los últimos años es mayor que la lista de resoluciones implementadas con éxito.

Las posibles causas pueden ser:

• Metas absolutas (por ejemplo: nunca más/nada de azúcar o alcohol)
• Metas demasiado ambiciosas
• Resoluciones demasiado inespecíficas
• La atención se centra en lograr una meta en lugar de desarrollar hábitos.
• El propósito no se ajusta a tus necesidades.

Echemos un vistazo a cada uno de estos puntos

Goles absolutos

Muchas resoluciones de Año Nuevo se basan en el pensamiento de “o todo o nada”. El éxito se mide como victoria total o fracaso total. Por ejemplo, decides hacer ejercicio 4 veces por semana o evitar significativamente el azúcar. El problema de estas resoluciones es que no perdonan ni el más mínimo traspié. Una vez que pecas con el chocolate o no haces ejercicio durante una semana, ya has fracasado y puedes desistir de tu resolución. Lo que también es fatal es que construimos una imagen poco saludable de nosotros mismos. Como rápidamente nos consideramos un fracaso, podemos decirnos que simplemente no merecemos el éxito.

Metas demasiado ambiciosas

Establecer metas que, objetivamente hablando, son simplemente poco realistas, casi con certeza resultará en un fracaso temprano. El éxito casi siempre se basa en muchos pequeños pasos intermedios que nos llevan de forma gradual y sostenible a donde queremos estar. Crear rutinas y lograr muchos objetivos pequeños puede no parecer tan bueno al principio como nos gustaría, pero conduce a resultados más positivos.

Resoluciones demasiado inespecíficas

A veces las resoluciones fracasan simplemente porque son demasiado generales. “Leer más”, “comer más sano” o “ahorrar más dinero” son ejemplos de objetivos que carecen de especificidad.

Si es así, eso es un problema, porque:

• Las resoluciones son tan amplias que no sabes exactamente qué debes hacer para lograrlas.
• Es difícil establecer hitos mentales para lograr el éxito porque no existe un objetivo final claramente definido.
• Si una meta es demasiado vaga, se siente más como un deseo que como una meta práctica y real, y a menudo se evapora más rápido de lo que piensas.

La atención se centra en lograr una meta en lugar de desarrollar hábitos.

Los propósitos de Año Nuevo a menudo fracasan porque fomentan un enfoque orientado a objetivos, no a procesos. Un enfoque orientado a procesos implica desarrollar hábitos y rutinas saludables, lo que en última instancia hace que el éxito sea mucho más probable.

Una perspectiva orientada a objetivos ciertamente puede ser motivadora para algunos, pero aquellos que no llegan al final, incluso si hay un gran progreso hacia el objetivo, técnicamente están “fracasando”.

El objetivo no se ajusta a tus necesidades.

Digamos que has decidido conseguir un ascenso en el trabajo este año. Esto suena genial por sí solo, ¡pero no si no estás satisfecho con tu trabajo actual! A primera vista, puede parecer que un ascenso hará que el trabajo sea más llevadero, pero en realidad, sería mejor un nuevo puesto que se ajuste mejor a tus necesidades y talentos. Por supuesto, puede utilizar este ejemplo para otros escenarios.

Cómo hacer resoluciones que puedas cumplir 

Eso es todo, suficientes fracasos. Ahora veamos cómo puedes lograr tus objetivos y qué puedes hacer para tener éxito a largo plazo.

1. Formule sus objetivos de forma específica y mensurable

Nada es más desmotivador que fijarse una meta, pero no poder medir el propio progreso. Esto no sólo le impide celebrar pequeños éxitos en el camino, sino que también niega los pasos necesarios para alcanzar su objetivo. Así que formule sus intenciones de la manera más concreta y mensurable posible e incluya objetivos intermedios mensurables.

2. ¡Concéntrate en mejorar lo que ya haces!

Recuerde lo que funcionó bien el año pasado y decida qué aún desea mejorar. Al establecer sus propósitos en función de sus experiencias y progreso, ya tendrá una mejor idea de cuáles podrían ser sus puntos de referencia y otros objetivos. También es más fácil formular objetivos específicos y mensurables para usted.

3.Asegúrate de que tus objetivos realmente coincidan con quién eres

En última instancia, tus objetivos deben alinearse con tu propia personalidad y con lo que realmente disfrutas. Esto parece lógico al principio, pero es muy fácil elegir resoluciones que simplemente suenan “correctas” o “saludables” pero que no resuenan en usted.

Para evitar que esto te suceda, piensa detenidamente en las siguientes preguntas:

• ¿Qué me motiva realmente?
• ¿Qué me trae más alegría?
• ¿Cuál fue mi mayor éxito el año pasado y por qué?
• ¿En qué áreas me gustaría desarrollarme y por qué?

4. Celebra tus pequeñas victorias

Celebrar los pequeños éxitos le dará la motivación que necesita para cumplir sus propósitos a largo plazo. Tu cerebro está programado para responder positivamente a las recompensas y cada vez que te recompensas por mantener tus propósitos, activas un circuito de retroalimentación de dopamina en tu cerebro. Cuando se activa este ciclo, se libera algo de dopamina que te hace sentir bien y asocias el comportamiento deseado con un sentimiento positivo.

Recompensarse por alcanzar pequeños hitos no sólo aumenta la probabilidad de lograr su objetivo, sino que también hace que el proceso sea mucho más agradable.

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